viernes, 16 de octubre de 2020

Memorabilia

MEMORABILIA

Quédate, vida mía, con el agua,
que es tu elemento, y déjame la tierra
para mí. En cuanto al fuego, no me importa
que te lo quedes para siempre; el mío
se apagó sin remedio. Y qué decirte
del aire: pues que todo para ti,
como el sur, como el este y el oeste
(el norte es mío, no hay que darle vueltas,
te guste o no te guste). Y del bikini
amarillo, comido por las moscas,
que tanto me gustaba, no se hable
más: se viene conmigo, a mi museo
de residuos, junto al esparadrapo
que te puse en la boca aquella vez
en que decías la verdad, la máscara
de negrita zumbona, el abanico
con que te protegías del calor
que hacía en el infierno, la sonrisa
feliz y tonta que le arrebataste
a tu oso de peluche y la uña rota
que me diste una noche de tormenta.
Sólo quiero esos míseros despojos
después de la batalla. Y que la nieve
me cubra con su manto, hecho de olvido.
Y que el silencio eterno me ilumine.

LUIS ALBERTO DE CUENCA