jueves, 20 de marzo de 2008

Franz Kafka - Las preocupaciones de un padre de familia

Algunos dicen que la palabra "odradek" precede del esloveno, y sobre esta base tratan de establecer su etimología. Otros, en cambio, creen que es de origen alemán, con alguna influencia del esloveno. Pero la incertidumbre de ambos supuestos despierta la sospecha de que ninguno de los dos sea correcto, sobre todo porque no ayudan a determinar el sentido de esa palabra.

Como es lógico, nadie se preocuparía por semejante investigación si no fuera porque existe realmente un ser llamado Odradek. A primera vista tiene el aspecto de un carrete de hilo en forma de estrella plana. Parece cubierto de hilo, pero más bien se trata de pedazos de hilo, de los tipos y colores más diversos, anudados o apelmazados entre sí. Pero no es únicamente un carrete de hilo, pues de su centro emerge un pequeño palito, al que está fijado otro, en ángulo recto. Con ayuda de este último, por un lado, y con una especie de prolongación que tiene uno de los radios, por el otro, el conjunto puede sostenerse como sobre dos patas.

Uno siente la tentación de creer que esta criatura tuvo, tiempo atrás, una figura más razonable y que ahora está rota. Pero éste no parece ser el caso; al menos, no encuentro ningún indicio de ello; en ninguna parte se ven huellas de añadidos o de puntas de rotura que pudieran darnos una pista en ese sentido; aunque el conjunto es absurdo, parece completo en sí. Y no es posible dar más detalles, porque Odradek es muy movedizo y no se deja atrapar.

Habita alternativamente bajo la techumbre, en escalera, en los pasillos y en el zaguán. A veces no se deja ver durante varios meses, como si se hubiese ido a otras casas, pero siempre vuelve a la nuestra. A veces, cuando uno sale por la puerta y lo descubre arrimado a la baranda, al pie de la escalera, entran ganas de hablar con él. No se le hacen preguntas difíciles, desde luego, porque, como es tan pequeño, uno lo trata como si fuera un niño.

-¿Cómo te llamas? -le pregunto.

-Odradek -me contesta.

-¿Y dónde vives?

-Domicilio indeterminado -dice y se ríe. Es una risa como la que se podría producir si no se tuvieran pulmones. Suena como el crujido de hojas secas, y con ella suele concluir la conversación. A veces ni siquiera contesta y permanece tan callado como la madera de la que parece hecho.

En vano me pregunto qué será de él. ¿Acaso puede morir? Todo lo que muere debe haber tenido alguna razón be ser, alguna clase de actividad que lo ha desgastado. Y éste no es el caso de Odradek. ¿Acaso rodará algún día por la escalera, arrastrando unos hilos ante los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir.

Alanis Morissete - Hand In My Pocket

Desde luego, no he inventado la rueda, ni voy a descubrir algo que haya estado oculto para la humanidad, pero creo que es una gran canción con una gran letra. Una invitación a la positividad frente a un mundo que nos da la espalda. Todo va a ir bien, no os preocupéis

Para aquellos que no dominan el idioma original de la canción, les escribo la letra más o menos traducida:

Estoy en arruinada pero feliz
Soy pobre pero amable
No tengo dinero pero estoy sana, ¡sí!
Estoy elevada pero en la tierra
Estoy cuerda pero abrumada
Estoy perdida pero esperanzada, nene

A lo que se reduce todo
es a que todo va a ir bien, bien, bien
Porque tengo una mano en mi bolsillo
Y la otra está dando un cinco alto

Me siento ebria pero estoy sobria
Soy joven y mal pagada
Estoy cansada pero trabajando, ¡sí!
Me preocupo pero estoy inquieta
Estoy aquí pero en realidad ya me he ido
Estoy equivocada y lo siento, nene

A lo que se reduce todo
es a que todo va a ir bastante bien
Porque tengo una mano en mi bolsillo
Y la otra está moviendo un cigarrillo

A lo que se reduce todo es a
¿Será que no he comprendido aún?
Porque tengo una mano en mi bolsillo
Y la otra está haciendo el signo de paz

Estoy libre pero concentrada
Estoy pálida pero soy sensata
Soy dura pero amigable, nene
Estoy triste pero estoy riendo
Soy valiente pero asustadiza
Estoy enferma pero soy guapa, nene

A lo que se reduce todo es a
¿Será que nadie ha comprendido aún?
Tengo una mano en mi bolsillo
Y la otra está tocando el piano
A lo que se reduce todo, amigos míos, es a
Que todo va bien, bien, bien
Porque tengo una mano en mi bolsillo
Y la otra está llamando a un taxi…

miércoles, 12 de marzo de 2008

Mad World - Gary Jules & Michael Andrews

Esta canción se cruzó en mi camino un día, sin esperarla, mientras buscaba la música del último anuncio del Ford Mondeo. Encontré la pieza del anuncio, se llama "The Artifact & Living" de un tal Michael Andrews. Pues bien, tirando del cabo encontré que había sido compuesta como banda sonora de una película llamada Donnie Darko, que se ha convertido en una película de culto. Al tener ya un punto sobre el que pivotar y al haberme gustado tanto la música del anuncio, descubrí esta pequeña perla llamada Mad World, que, si bien trata de temas escolares, tiene una música que me inspira tristeza, pero una tristeza esperanzadora y llena de paz espiritual. Espero que os guste también a vosotr@s...

Contra Jaime Gil de Biedma

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar-es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

Jaime Gil de Biedma, Poemas póstumos, 1968